Psicologia Educativa

UNIDAD I, II y III

UNIDAD 1

  • Unidad 1 - TEMA 1: Dificultad para consolidar la Psicología como ciencia

La Psicología ha enfrentado diversas dificultades para consolidarse como ciencia debido a su objeto de estudio: la conducta humana y los procesos mentales, fenómenos complejos, cambiantes y, muchas veces, no observables directamente. A diferencia de otras ciencias como la Física o la Química, la Psicología debe utilizar una amplia diversidad de métodos (cuantitativos y cualitativos), lo que ha generado debates sobre su rigor científico.

Aunque hoy se la reconoce como una ciencia con una epistemología clara y una metodología basada en el método hipotético-deductivo, durante mucho tiempo estuvo vinculada a la filosofía y no se consideraba una ciencia independiente. Su reconocimiento como ciencia comenzó formalmente recién en 1879, con el laboratorio experimental de Wilhelm Wundt.

La dificultad también radica en que la Psicología integra conocimientos tanto de las ciencias naturales como de las sociales, y su objeto de estudio —las emociones, pensamientos, creencias, relaciones humanas— se ve influenciado por contextos culturales, lo que complejiza aún más su análisis y validación empírica.

  • Unidad 1- TEMA 2: Aportes de la Psicología Educativa a la Educación

La Psicología Educativa aporta herramientas fundamentales para comprender y mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Estudia cómo aprenden las personas en distintos contextos (escolares, familiares, comunitarios) y analiza factores como el desarrollo cognitivo, la motivación, el lenguaje, la memoria y las emociones, con el objetivo de diseñar estrategias que favorezcan una educación más eficaz y significativa.

Aporta teorías, métodos de evaluación, técnicas motivacionales y programas educativos que orientan tanto a docentes como a estudiantes. Además, interviene en la atención a la diversidad, ayudando a abordar las necesidades especiales y promoviendo prácticas inclusivas.

También se encarga de guiar a docentes y directivos en la resolución de problemas académicos o conductuales, fomentar la creatividad, fortalecer valores como el respeto y la tolerancia, e impulsar proyectos educativos. Su mirada interdisciplinaria permite integrar conocimientos de otras ramas como la sociología o las neurociencias, consolidándose como una disciplina científica con impacto directo en la mejora de la calidad educativa.

  • Unidad 1 - TEMA 3: Diferencia entre enfoques conductivista, cognoscitivo y constructivo.

UNIDAD 2

  • Unidad 2 – TEMA 4 y 5: Teorías no mediacionales, aspectos positivos y negativos de cada autor.
  • Unidad 2- TEMA 6: Autores mediacionales. Ideas novedosas sobre el aprendizaje.

UNIDAD 3

  • Unidad 3- TEMA 7: Neurociencia

El enlace mente-cerebro està en auge y las neurociencias cognitivas aportan al saber de muchos procesos, en este caso, ligados al aprendizaje ya que permiten en las personas optimizar el procesamiento de la información, desarrollar las inteligencias múltiples, el conocimiento y desarrollo de los sistemas representacionales y de los sistemas de memoria, la generación de significados funcionales, y el desarrollo de inteligencia emocional. 

La neuroeducación brinda al educador mayor conocimiento acerca de qué sucede en el cerebro de los niños, niñas y adolescentes e indica factores que ejercen influencia en su crecimiento, desarrollo y funcionalidad.

¿Cómo se crea el aprendizaje? El proceso que lleva al individuo al aprendizaje se basa en recibir un estímulo o input que activa al cerebro siempre que llame la atención del individuo, produciendo que el individuo devuelva la información recibida al exterior generándose de esta forma cambios en la mente o, en otros términos, aprendizaje. Este estímulo irá a la mente y se activarán los conocimientos involucrados ya adquiridos, por medio de las conexiones entre neuronas llevadas a cabo por medio de la sinapsis.

  • Unidad 3- TEMA 8: Inteligencias múltiples.

La teoría de las Inteligencias Múltiples, propuesta por Howard Gardner, sostiene que no existe una única forma de inteligencia, sino diversas capacidades que permiten resolver problemas o crear productos valiosos en distintos contextos culturales. Todos poseemos estas inteligencias en diferente grado y pueden desarrollarse a lo largo de la vida según nuestras experiencias, entorno y educación.

Gardner identifica ocho tipos de inteligencia:

  1. Musical: Sensibilidad al ritmo, tono y timbre; se expresa en músicos, compositores y oyentes sensibles.

  2. Corporal-cinestésica: Uso expresivo y preciso del cuerpo; común en atletas, bailarines y artesanos.

  3. Lingüística: Habilidad con el lenguaje oral y escrito; destacada en escritores, periodistas y oradores.

  4. Lógico-matemática: Capacidad para razonar y manejar números; presente en científicos, ingenieros y analistas.

  5. Espacial: Pensamiento en tres dimensiones; clave para arquitectos, escultores y pilotos.

  6. Interpersonal: Comprensión y relación con los demás; se ve en docentes, políticos y actores.

  7. Intrapersonal: Autoconocimiento y autorregulación; característica de filósofos y psicólogos.

  8. Naturalista: Observación y clasificación del entorno natural; sobresale en ecologistas y botánicos.

Cada tipo de inteligencia es valioso en su campo, y no existe uno mejor que otro. Esta visión amplía el concepto tradicional de inteligencia y valora diferentes formas de ser competente.

La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social.
Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas también tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida

  • Unidad 3 - TEMA 9: Violencia/indisciplina escolar. Protocolos

Violencia escolar hace referencia a cualquier conducta o acción que cause daño físico, psicológico o simbólico dentro del contexto educativo. Puede darse entre estudiantes, entre docentes y estudiantes, o involucrar también a familias y otros actores institucionales. Algunos ejemplos de violencia escolar son: agresiones físicas, insultos, amenazas, discriminación, acoso escolar (bullying), ciberacoso, vandalismo, entre otros. Por su parte, la indisciplina escolar implica la falta de respeto por las normas de convivencia institucional. Aunque no siempre se manifiesta de forma violenta, puede generar un ambiente tenso y dificultar tanto el aprendizaje como las relaciones entre los miembros de la comunidad educativa. Ejemplos comunes de indisciplina son: interrupciones constantes en clase, desobediencia, incumplimiento de tareas, faltas de respeto hacia docentes o compañeros, entre otros.

Frente a estas situaciones, las instituciones educativas deben contar con protocolos de actuación claros que permitan una respuesta oportuna, cuidadosa y pedagógica. Si bien los procedimientos pueden variar según la normativa de cada jurisdicción o institución, en líneas generales los protocolos pueden referirse a:

  • Prevención y promoción de la convivencia: Se desarrollan acciones pedagógicas como talleres, charlas, acuerdos de convivencia y prácticas restaurativas, que fomenten el respeto, la empatía y la resolución pacífica de conflictos. También se promueve la inclusión de la Educación Sexual Integral (ESI) y el enfoque en derechos humanos.

  • Detección y registro: Ante una situación de violencia o indisciplina, el personal docente o no docente debe registrar lo sucedido e informar a las autoridades escolares. Esta documentación es fundamental para el seguimiento y la toma de decisiones.

  • Intervención inmediata: Se procura proteger a las personas involucradas, separándolas si fuera necesario y brindando contención emocional. Es importante escuchar a las y los estudiantes desde una perspectiva empática, sin prejuzgar, y comunicar lo ocurrido a las familias de manera responsable.

  • Derivación y acompañamiento: Si la situación lo requiere, se puede derivar el caso a equipos de orientación escolar o a servicios externos (de salud, niñez, defensorías, etc.). También se pueden implementar estrategias pedagógicas de reparación, instancias de reflexión o medidas institucionales que no sean punitivas sino formativas.

  • Informe y seguimiento: Toda intervención debe ser registrada. Se evalúa la evolución del caso y se decide si es necesario activar otros protocolos específicos, como los de violencia de género, abuso sexual infantil, consumo problemático u otras situaciones complejas


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